Ana Cacopardo subió a la tarima para cerrar el segundo día de NAVE de No Ficción. En una sala colmada, Cacopardo inició la charla celebrando el espacio que surge con el Festival como lugar de encuentro y posibilidad de pensar el trabajo del periodista en tiempos de pos pandemia, en donde el trabajo en sí se encuentra en un estado de precarización creciente. Es importante, para ella, pensar el lugar que ocupa hoy en día el periodismo dentro de la configuración del sistema de medios, y es fundamental que surjan este tipo de espacios para construir redes entre trabajadores.
Narrativa de la resistencia
“¿Qué hago?”, “¿hago cine?”, “¿soy conductora?”, se preguntó Cacopardo pensándose a ella como profesional hasta encontrar la respuesta en el periodismo documental, un periodismo que hace foco en una narrativa de la resistencia como “un conjunto de experiencias que resisten las lógicas de la globalización neoliberal”. Para ella este tipo de narrativa implica alimentar la esperanza de que es posible otro modo de accionar y fundamentalmente “desmontar el miedo”.
Cacopardo mencionó a Rossana Reguillo para volver a hacer la pregunta por el miedo. Al hablar de las resistencias lo que aparece en todas las experiencias que surgieron en Argentina y América Latina, es una articulación que permite rebasar el miedo. Ella parte de este tipo de lógicas para poner la mirada y para pensar su trabajo.
Territorios
Cacopardo diferenció dos tipos de territorios: territorio como conjunto de conflictos, identidades, luchas; y territorio biográfico.
En los últimos años de trabajo volcó su interés hacia un documental territorial, aunque sin perder el foco en el personaje. Le interesa construir el tejido de los relatos, articular los territorios. Territorializar, para ella, es historizar, situar.
Para mostrar este tipo de experiencias dio ejemplos a partir de algunos fragmentos de sus programas con activistas campesinos y campesinas en el norte del país, como así también en la zona de los humedales al norte de la provincia de Buenos Aires.
En sus trabajos se puede observar cómo las dinámicas globales impactan y cómo localmente se las resiste. De esto se desprende su trabajo con la narrativa de la resistencia.
Otro de los elementos que le interesa trabajar para pensar la narrativa de la resistencia son las articulaciones de lucha (como por ejemplo las indígenas, las feministas).
Cacopardo se pregunta con qué categorías nombramos las violencias para desnaturalizarlas, visibilizarlas, pero también para poner el foco en los procesos resistentes.
¿Cuándo vamos a un territorio?
Cacopardo dijo que es fundamental tener en claro cuál es el momento adecuado para hacer el trabajo en el territorio. Hay determinadas fechas, celebraciones, aniversarios, situaciones de lucha, que son clave para tener en cuenta a la hora de poner un pie en el espacio en el que haremos el trabajo como periodistas. Puso como ejemplo el caso de cuando fue a Ayotzinapa al cumplirse un año del aniversario de las desapariciones de estudiantes en México.
Identidades
Cacopardo sumó una nueva dimensión para pensar la narrativa de la resistencia: los procesos de identificación, pensados como una construcción política. Es importante historizar los procesos. En el caso del movimiento campesino en el norte argentino, Cacopardo propuso reflexionar acerca de los feminismos populares que mucho tiempo fueron refractarios ante un feminismo “colonial, blanco y racista”.
“¿Quién dice que el silencio es un vacío?”
Luego de proyectar un fragmento del programa realizado en Santiago del Estero con Deolinda Carrizo, una de las líderes del MOCASE, Cacopardo dijo que para ella el silencio narra, a veces, más que las palabras. Piensa en lo importante de los gestos, el aprender a callar: “hay experiencias que solamente pueden ser bordeadas por las palabras”. Los mejores momentos de sus obras audiovisuales son, según ella, “hijos del silencio”.
No perder al personaje
Cacopardo volvió a insistir con la necesidad de no perder al personaje a pesar de que en sus últimos trabajos el foco está puesto en lo territorial. Le interesa aproximarse al personaje en tanto sus lógicas de argumentación, de identidad, le interesan sus miedos, sus luchas, su historia. Al observar la vulnerabilidad del otro, se restituye lo humano, y el espectador ve reflejado en el personaje su propia vulnerabilidad. Esto tiene para Cacopardo una enorme capacidad de interpelación política. La convoca, entonces, el lugar del intersticio entre las historias individuales y el gran relato de la historia en mayúsculas.
Intercambio final
Mariano Benito, realizador audiovisual barilochense, quien moderó la charla, le preguntó a Cacopardo cómo construye el vínculo con los personajes. Ella dijo que le interesa la idea de ponerse en el lugar del otro, habilitar y acompañar al otro. Hay veces en que es necesario, para Cacopardo, apagar la cámara. En ese sentido piensa que es importante tener empatía, pensar con (y no en) el otro. Dar lugar a la palabra del personaje, reflexionar con él o ella, son posibilidades que le interesa profundizar, incluso incorporando esos relatos a su programa.
Benito aprovechó para consultarle cómo hace para llevar adelante estos vínculos y lazos que va generando con los personajes en términos personales a lo que ella le respondió que tiene una mochila de muchas amigas y amigos. Las voces de los personajes son voces que configuran su identidad, la habitan.
Uno de los asistentes le consultó a Cacopardo si ella tiene conocimiento de campo de los lugares en los que trabaja y ella respondió que su trabajo de investigación previo es muy obsesivo y fundamental para ella, es un compromiso. Para ella ser conscientes del colonialismo que nos configura es una premisa muy importante para pensar como realizadores y periodistas. La conversación con los actores sociales es una herramienta fundamental y necesaria.
La última pregunta del encuentro tuvo que ver con el lugar de la entrevista desde la llegada del COVID-19 y gracias a la cantidad de plataformas disponibles para realizarlas y difundirlas. Cacopardo respondió que es una de las grandes ventajas de las plataformas de demanda y ella lo celebra.
En tiempos en donde “nadie escucha a nadie”, celebra el encuentro y la escucha, espacio que no está dado en la televisión actual.
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